En este pequeño video podéis ver algunas imágenes del embalse y el río Colomera que comentamos en la entrada de Colomera.
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¡Muy buenas de nuevo!

Salto de agua en el río Colomera
Volvemos a la carga acudiendo al oeste provinciano de Granada. Entre los Montes Orientales y el Poniente Granadino, casi lindando con la vecina Jaén, se encuentra el enclave de Colomera, así como su río y su embalse homónimos. En este enclave apartado del municipio de Benalúa de las Villas hay mucho por descubrir. Por tratarse del primer embalse que trato en este blog, intentaré dar una visión general de los usos, aspectos positivos/negativos y su impacto ambiental.
En esta ocasión, sólo pude visitar el río Colomera desde su salida del pantano, pero prometo hacer una visita a la cabecera. Los vecinos me lo recomiendan, dicen que es más natural y bonito. La verdad es que tras el pantano tenemos un río ‘domado’, un río encauzado por partes y sometido al uso agrícola en otras. La situación la salva en buena medida el hecho de contar con un paisaje orográfico imponente. Los encañonamientos y peñas que acompañan al río a través de su curso y las veredas agrícolas son colosales. Todo el trayecto hasta llegar al pantano nos da la sensación de estrechez e impresiona sobremanera las formas y curvas a las que el río ha sometido al paisaje a lo largo de los años. Los puntos más destacados de su geología son el Cerro Pelón, la Solana de las Juntas, la Solana de los Arrieros, el Cerro Zapatero y el Cerro Alto.

Río Colomera
Aguas abajo del pantano, el río Colomera va gozando cada vez de mejor salud, como si de un mal sueño se fuera despertando, se va naturalizando y los ensanches, dentro de lo encajonado del terreno, parecen dejarle respirar y darle una oportunidad a la naturaleza. Cuesta verlo tan deteriorado y maltratado al salir de la presa, poco más que un barrizal que fluye con unos cuantos árboles algo destartalados que marcan el límite con huertas demasiado pegadas al cauce. Esencialmente tras el pantano hay restos de vegetación de ribera y orillas arenosas más bien peladas, donde la única vegetación es un pastizal muy degradado y poco diverso alimentado por un suelo muy nitrogenado por riegos y porque el agua estancada del propio pantano tiende a acumular también. Con todo, los macrófitos no son demasiados en el cauce y aunque, pese a que por zonas se ve el agua enturbiada, es más efecto del suelo arenoso que de una fuerte eutrofización.

Bosque de ribera en el río Colomera


Macrófitos en las rocas del lecho del río
Pese a todo, el río va ganando, y gana mucho. Se trata de un enclave en el que bien podrían habitar algunos bivalvos o náyades amenazadas de la provincia que en tan pocos ríos del Poniente Granadino quedan. Le falta calidad al agua, pureza. La recupera demasiado lento, pero por qué no soñar. Poco a poco el río es más río y las galerías de bosque frondoso se hacen más notables dentro de la seca tierra colindante. Llega un punto, cerca de su paso por el núcleo urbano de Colomera, que el río se convierte en idílico por tramos, como instantáneas para postales. Estos retazos son los que más esperanza le otorgan.

Zooey en el cauce arenoso

Varias rutas y senderos, merenderos y reposaderos, surgen conforme mejora el estado del río. El uso humano es lo que tiene, si interesa se cuida. Habrá que sacarle partido, pero nunca debemos olvidar que lo importante de un río o de cualquier ambiente natural, es que su valor es de per se, es decir, no es necesario que nos cumpla una función o utilidad. La naturaleza tiene un valor intrínseco incluso si no nos proporciona ningún otro valor a nosotros. Si nos diésemos cuente, veríamos que ese valor es el que más nos importa y más vida nos aporta. En uno de sus mejores puntos, encontramos el puente romano de Colomera, increíblemente bien conservado, se encuentra en un punto bastante bien conservado y rodeado de peñas. Una imagen que no os podéis perder.

Puente Romano de Colomera


El curso del río es un vergel en sus mejores momentos, pero se nota que la calidad del agua, incluso pasado el pueblo, sigue siendo baja ambientalmente hablando. No se ven mucho macroinvertebrados, ni hay rastro de poblaciones asentadas de anfibios o peces. Por otra parte, aunque si hay presencia de moluscos terrestres y limícolas o acuáticos, son pocos y sus ambientes propicios son más bien limitados, pero haberlos los hay. Ocasionalmente pude ver alguna lagartija común que mi perrita Zooey espantaba pensándose que podría cazarla. Respecto a las aves, estas parecen menos exigentes y hacen que pasear a lo largo de las orillas con la genial geología del terreno rodeándote sea aún más especial. Hay muchos cantos diferentes que no llego a identificar, pero hay algo más que gorriones, lo cual siempre es de agradecer. Algunas especies que abundan por estos lares son las lavanderas y los ruiseñores.

Molusco en las orillas del río

Zooey en el pastizal
Por su parte, el pantano es un poco…cómo decirlo, soso…jejeje. Realmente la panorámica del agua estancada y la forma bifurcada del mismo hacen que el paisaje sea muy interesante, pero la restauración del medio es muy pobre con algunos pinares (los justos para decir que hay). Se echa de menos algo más de espesura y la vegetación de matorral típica de la zona. También acompaña a esta situación que no hay más que campos de olivos y cultivos de secano alrededor, dando un poco imagen de desolado. De todas formas, es la imagen del campo andaluz, olivos hasta donde alcanza la vista…podría ser peor.
Panorámica del embalse de Colomera
El embalse, que se nutre de los acuíferos de la Sierra de Montillana, puede acumular 42.5 Hm3 llegando a cubrir una superficie total de 258 Ha. En tan vasto terreno inundado sería injusto quedarse sólo con el primer vistazo. De tal modo, es de justicia decir que pese a lo común del paisaje, las puestas de sol y los contrastes en el agua de luces y sombras son memorables. Además, se transforma en el hogar ideal o al menos la zona de paso de múltiples especies de aves como garcillas boyeras, garcetas, martinetes y ánades. Estas especies se pueden ver a lo largo de toda la cuenca del río Colomera, ya que usan sus balsas y pantanos como punto de parada en el camino.
Como todo embalse, suele tener muchos usos que a lo largo de los años han ido mejorando en su apartado ambiental y hoy día pueden ser considerados uso sostenible que, como sabemos, es de lo poco que lleva a ‘garantizar’ su continuidad e integridad ambiental mediante la conservación. Fundamentalmente tiene uso de abastecimiento general y agrícola, coto de pesca (hay bastantes lucios que, si bien son alóctonos, ya se han naturalizado), deportes náuticos y baño. Con todo, garantiza un caudal ecológico de 0,2 m2/s, que, no siendo una barbaridad, no está nada mal.

En general estos usos mejoran la imagen del pantano y acercan a la gente al medio ambiente. Conocer es cuidar. Pero si no se mantienen unos límites de respeto acaba convirtiéndose en una amalgama de vertederos por doquier, ruidos escandalosos que molestan y hacen huir a la fauna local, etc. Cuidar con cuidado y respetar al medio, es la mejor forma de acercarse y cuidar la naturaleza.
Un saludo y nos vemos!
Lo mejor: Puntos del cauce regenerados, puente romano, panorámicas pantano, cañones y geología.
Lo peor: Presión agrícola, deterioro ambiental, deterioro calidad agua.
Más Info:
http://www.embalses.net/pantano-56-colomera.html
http://waste.ideal.es/puenteromano-colomera.htm
La alcaldesa de Motril, Luisa García Chamorro, y la delegada territorial de Medio Ambiente, Inmaculada Oria, asistieron a la comisión mixta de la reserva natural concertada de la Charca de Suárez, que se celebró en el centro de interpretación del humedal. García Chamorro destacó que gracias a la colaboración entre administraciones se ha potenciado este espacio natural motrileño que, a través del Plan de Choque por el Empleo ejecutado por la Junta de Andalucía con la colaboración del área de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Motril, estrena su octava laguna de aguas someras denominada ‘del Álamo blanco’, un nuevo espacio de limícolas que aumentará de forma considerable la biodiversidad de nuestro humedal.
La noticia completa en GranadaHoy.com
Consulta nuestra entrada sobre la Charca de Suárez para más información
Follow @granadaesaguaRío Dílar
Buenas a todo el mundo! Volvemos a la carga con un poco de denuncia o mejor dicho tirón de orejas. Hoy hablaremos sobre el estado actual de los principales cauces de Alhendín.
Amapola híspida o mestiza (Papaver hybridum)
Diente de león (Taraxacum officinale)
Alhendín, entre el cultivo de secano y una larga historia de arroyos y acequias. Enclavado en la Vega Sur de Granada, este municipio esconde mucho más de lo que uno se pueda imaginar. Muchas veces andamos por pueblos del cinturón pensado que no hay vida natural ni cursos de agua importantes. Pensamos tal vez en acequias y como mucho alguna alberca puesto que son sitios muy adaptados a la vida metropolitana, nada que ver con la Aplujarra, el Valle de Lecrín… Sin embargo, casi casa pueblo tiene pequeños tesoros y pequeñas intrahistorias relacionadas con sus arroyos, barrancos y riachuelos. Cierto es que muchos ya no tienen casi nada que ver con sus orígenes, han sido muy modificados o incluso desecados a favor de acequias o canales de riego, pero, parafraseando a John Hammond en Jurassic Park, la vida, o en nuestro caso la naturaleza entera, se abre camino. De este modo, no todas las escorrentías importantes son acequias en este pueblo, conserva algunos buenos recuerdos de tiempos mejores en forma de arroyos y algún curso mayo, pero no nos engañemos, la situación es más bien mal.
Gamoncillo o ‘Varica de San José’ (Asphodelus fistulosus)
Cardo borriquero (Onopordum acanthium)
El gran caudal del municipio sigue siendo el río Dílar, que hace de frontera natural entre Ogíjares y Alhendín, siendo así mismo fuente principal de los riegos agrícolas de ambos municipios amén de otros tantos que riega. Es por esto que este río fluctúa mucho dependiendo de los requerimientos de riego de los cultivares aledaños…algo muy común para este río casi desde su nacimiento en el paraje de los Lagunillos de la Virgen, tras su paso por la Laguna de la Yegua, en Sierra Nevada. Tanta captación no hace fácil que mantenga su caudal ecológico, es decir, aquel que permita mantener de forma continuada el ecosistema y a sus integrantes. En este aspecto, salvo los meses de lluvias y parte del deshielo, la mayor parte del año el río sólo mantiene continuidad por tramos, especialmente por recuperaciones de excedentes de riego. En época de estío es muy común ver sus lechos a su paso por Alhendín completamente secos. Con todo, es el cauce con mejor calidad ambiental y más continuo a nivel anual del municipio. Y es que un cauce con buen caudal puede permitirse pelear por su hábitat, no así uno poco caudaloso, que sólo aspira a recopilar algo de que os sobra tras su uso industrial, ganadero y agrícola. Esta es la historia de la mayoría de los pequeños cauces, barranqueras, ramblas y arroyos de Alhendín y, por ende, de la Vega Sur de Granada.
Río Dílar
Esta historia se cuenta marginalmente, pues es a lo que han acabado llegando estos pequeños cauces, flujos marginales, ignorados y menospreciados ante el impulso de las construcciones y, en el mejor de los casos, fuertemente canalizadas para aprovechar sus pocos recursos hídricos a favor de huertas poco eficientes en su uso. Así pues, podemos ver como la decena de cauces que surcan la tierra por estos lares se encuentran reducidos a su mínima expresión, con sus cursos variados a favor de carreteras o soterrados para poder construir sobre ellos. Tanto es así, que si circuláis habitualmente o alguna vez habéis pasado por la famosa carretera de ‘La Playa’ N-323, habéis cruzado todos los arroyos y barrancos importantes de Alhendín. ¿Nunca os habíais fijado? Esos puentes a misma altura con quitamiedos y algún cartel marrón…señales de por dónde pasa el cauce. ¿Sorprendido? No es fácil distinguirlos…Puedes haber pasado mil veces y no darte cuenta. Incluso a los lugareños les cuesta distinguir las señas de identidad…, y no les culpo. Apena quedan algunos vestigios de bosques de galería como mejor pista. Se ha conseguido minimizar su ‘impacto’ hasta ser casi imperceptibles ante las carreteras, urbanizaciones, naves industriales…Pero ahí están, porque la naturaleza no entiende de cesar el flujo.
Río Dílar
Sin embargo, quedan reductos que, fruto del propio mimetismo urbanizado al que los ha sometido el ser humano, ahí quedan y, si no pasa nada más ni se decide seguir expoliándolos, ahí quedarán…, casi olvidados que, para combatir la agresividad humana, casi es la mejor ara, el olvido. Así las cosas, decidí tomar la N-323 para ver por mí mismo los reductos. Yo soy uno de esos que ha podido pasar por esta carretera cientos de veces y tampoco me había dado cuenta de la mayoría de cursos fluviales. Con paciencia se encuentran todos.
Así las cosas, cogiendo la N-323 partiendo de mi Ogíjares natal dirección Alhendín, el pimer curso es el mencionado río Dílar. Pasado el pueblo de Dílar y, por tanto, el Parque Natural y Nacional de Sierra Nevada, su cauce se convierte en la comunidad de regantes del río Dílar abasteciendo a varios municipios a su paso. A su llegada a Alhendín es normal que algo de agua tenga salvo en verano. Algo que no mucha durante entre 7-9 meses cuando lo normal por caudal y cuenca es que tuviera agua todo el año en buena cantidad y, al menos, algo durante el verano. Aún con ello es un río y como tal aguanta el tipo formando no pocas veces orillas vegetadas en incluso bosque de galería más allá de las zonas de protección ambiental. A su paso por las zonas agrícolas, al servir de lindero, sus formaciones más bien arbustivas se permiten para controlar sus orillas, delimitar límites de cultivos o incluso con uso recreativo como se da en Alhendín, donde se han tratado de redirigir los taludes y colocar bancos para su uso público. Esta zona delimita con la Base Aérea de Armilla con lo que goza de cierta protección contra la urbanización del terreno. De esta forma, se han podido estableces muchas aves riparias que anidan en oquedades que fabrican en los taludes arenosos, en los matorrales de adelfas, tarajes y retamas, etc., sin sufrir mucho estrés ni molestias por parte del ser humano, como el avión zapador, abejaruco, lavanderas…además se pueden escuchar muchas ranas croar en los remansos y arenales más protegidos, así como ver lagartijas y pequeñas culebras. Todo esto junto con la gran cantidad de insectos y una flora herbácea rica y diversa hacen que sea un sitio digno de investigar y disfrutar…eso sí, no esperéis hacerlo con mucha sombra porque salvo aluna higuera, poco más sombra os van a dar la vegetación. A su paso por Alhendín, al menos la mayor parte del año, el río Dílar tiene un tramo muy agradable y lleno de buenos momentos.
Si seguimos nuestra ruta, el siguiente arroyo lo encontramos justo al entrar en la zona urbana del pueblo, el arroyo Marañón. Da la casualidad de que en su cruce con la N-323 no hay un simple puente o viaducto que lo salva, no. Hay toda una rotonda con sus salidas por encima del arroyo y, como si fuera cosa del mismo soterramiento, hay dos lecturas muy diferentes del arroyo antes de entrar y al salir del mismo. Es muy extraño el contraste. Antes de la entrada quedan reductos de lo que fue un bonito bosque ripario caducifolio con chopos y alguna higuera. Incluso tiene curso más o menos continuo…mejor dicho hilillo continuo, pero natural. El pequeño bosquete se ve apretado entre un espacio de aparcamiento por una ribera y por la pared de una nave por la otra…entendamos protección para los árboles y sombras para los coches, ya es algo. Justo antes de internarse en el túnel bajo la rotonda le llega una tubería de vuelta de agua al curso de cultivos adyacentes. Al salir, el paisaje cambia. Mantiene algunos árboles viejos y ajados, algún fresno y algún resto matorral, así como una dejadez extrema junto con basura y verjas oxidadas…, quizás queriendo proteger lo poco que queda. Lo cierto es que desde este punto, por la tubería de antes, y por otra nueva que devuelve agua en este punto, el caudal del arroyo crece. El agua en sí parece turbia y poco limpia, pero he de admitir que la zona parecía que albergaba cierta biodiversidad en plantas herbáceas e insectos. Es poco hermoso y se pone peor puesto que se acanala un poco de nuevo para riegos unas decenas de metros más abajo…, efímero, pero algo es algo. No creo que vayan a considerarlo una zona a restaurar, pero tendría potencial. Lo malo es que hoy en día, si no va a tener algún uso recreativo, y es obvio que allí al lado de una carretera, tras verjas y confinada entre naves industriales y casas…, es poco atractivo, pero eso no quita que tenga su valor ambiental. Sólo apto para aventureros, pero si deciros que aves hay y al ser tan difícil, es relajante e interesante.
-Antes de la rotonda:
Arroyo Marañón (antes de la rotonda)
Cañería de reintegro de agua
Bosquete de rivera relíctico
Después de la rotonda:
Canalización del Arroyo Marañón (después de la rotonda)
Vertidos de fincas aledañas
Hormigonado del arroyo
Y hasta aquí la primera parte. Aún queda camino por la N-323, pero lo finalizaremos otro día. Espero que mis reflexiones hagan que tomemos conciencia y empecemos a apreciar que, incluso aquello que hemos desahuciado y despreciado, quiere seguir dándonos vida y bienestar. Hasta pronto!
Lo mejor: Retales de bosques de ribera, cauces recuperados y uso público.
Lo peor: Confinamiento y detrimento, desecación, pérdida de biodiversidad por abandono.
Más info:
http://waste.ideal.es/riodilar.htm
http://www.emasagra.es/ESP/834.asp
http://es.wikipedia.org/wiki/Arroyo_de_Las_Andas
http://www.aproteco.com/entornosur/rut_t/rut_t_alh01.htm
http://www.alhendin.org/3_0.asp
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