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Río Dúrcal 11.05.14

Muy buenas de nuevo! A la carga!

Cultivos del río Dúrcal

Volvemos a la carga con uno de los cursos fluviales más bonitos y poco conocidos de la provincia. Por poco conocidos no me refiero a que la gente no sepa de este hermoso paraje, sino que muchas veces no llegan a ver rincones del mismo que impresionan y que por poco accesibles, salirse de la ruta o por ser algo más agrestes, suelen perderse al ojo poco habituado. Verdaderas maravillas que tuve la oportunidad de disfrutar junto a mi intrépida perrita Zooey y a mi mejor amigo José Antonio Ferrándiz!

Z a su rollo…XD

Cañón y galería del río Dúrcal

Las rutas señalizadas siempre son un buen comienzo así que decidimos acercarnos al río por las mismas…en realidad era lo más fácil. Dentro de la zona habilitada de senderos comenzamos haciendo algunas paradas de rigor para inmortalizar el momento y la primera sorpresa, junto a la rivera adaptada del río Dúrcal para uso recreativo y ‘domingueril’ (sí, mesas para japar junto a la corriente del río entre el sonar de los pájaros), observando y fotografiando la vegetación encontré una de mis plantas favoritas, el trébol pratense, con la salvedad de que en lugar de 3, ¡una de sus hojas era tenía 6 foliolos! Mucho mejor que los simples tréboles de 4 ‘hojas’…se creen la monda.

Trifolium pratense con una hoja de 6 foliolos

Bosque de ribera de fresnos del río Dúrcal

Como podéis ver, desde el principio encontramos sorpresas. Pero lo mejor estaba por llegar. Lo bueno de ir con tu mejor amigo es que las respuestas a las preguntas acerca de si apetece jugársela un poco más por hacer una foto o perder algo más de tiempo en un sitio, se responde solas. Por eso, aunque decidimos seguir la senda que cruzaba por puentes de orilla a orilla, descubriéndonos distintas perspectivas y lugares del río, nunca había que gastar más de un par de palabras en salirse del rumbo senderil y escalar un risco o buscar una panorámica más amplia.

Pequeños desvíos de riego

Zona de merenderos del río Dúrcal

Pero cómo no hacerlo así, si el sitio se prestaba a dar rodeos y descubrir sus secretos a casi cada recodo del cauce. No había momento sin parada ni parada sin motivo. Encontramos un sin fin de flores impresionantes, contrastes geomorfológicos, bichos interesantes y agua, mucha agua. Y es que el río Dúrcal a final de mayo es un río afortunado con un caudal envidiable. Lógico ya que estábamos en un tramo cercano al Parque Natural de Sierra Nevada, sin embarga ya ni eso garantiza buenos caudales. En este caso sí, y es digno de mención. El potente caudal que nos encontramos encajaba con los hermosos bosquetes de ribera que nos cobijaban de un sol duro e impasible que aquí en las puertas del Valle del Lecrín parece que pega más.

Acequia Márgena

Distribuidores del río Dúrcal a la acequia Márgena…y Zooey 😉

La zona, geológicamente caliza y con amplias zonas de derrubios y arenas del poderoso río, permitía pasar de ambiente muy húmedos y frondosos en los meandros y encajonamientos del cauce, a especies aromáticas y especialistas resistentes al solano y la sequía en las duras laderas que completan las alturas del valle. La biodiversidad de la zona en apabullante, sólo espero poder transmitiros parte de la misma. Volveremos a por más, seguro.

Este río y sus orillas son el claro ejemplo de que una serie de vegetación compleja y que viene definida por su paisaje geológico. También de lo dolorosamente difícil que es definir una serie de vegetación en zonas tan contrastadas como esta. En espacio de unas pocas decenas de metros encuentras especies fuertemente dependientes de una humedad alta, viviendo junto al lecho casi plano del río, como especies altamente resistentes a la ausencia del líquido elemento casi colgando de paredes prácticamente verticales y tan expuestas que necesitan emplearse al máximo para no ser carbonizadas.

Poza de la Pileta

Explanada de la junta con los barrancos

A lo largo del camino encontramos varias entradas de agua desde las acequias de riego que discurren en paralelo. Dichas entradas forman una serie de cataratas muy vistosas y que aportan a las orillas un sonido especial y de conjunto con los pajarillos de sotobosque. No se trata de caídas naturales pero aportan belleza al paisaje y oxigenación al agua, amén de devolver caudal al río que aporta mejora ecológica.

Puente a puente, de orilla a orilla, con el río encajonándose cada vez más, empiezan a llegar más momentos donde pararse y retratar al medio. En el dique de riego al que llegamos se forman un embalse por encima y una balsa por la baja, precedido de un salto de agua en cascada magnifica. Esta zona en concreto junta muchos fresnos y mimbreras, herbáceas y helechos se mezclan para dar frondosidad a las orillas.

Los pasos sobre acequias, testigos de caudal, controles de paso, etc., hacen muy emocionante el paso por el río, pero incluso es mejor entre los árboles de lado a lado del río, troncos de puente…Lo que viene siendo un bosque de galería de verdad. La única pena es lo limitado del área que cubre. Como ya hemos comentado el área circundante son cañones y valles escarpados además de un material de suelo poco proclive a vegetación arbórea. Pese a esto, están llenos de vida en forma de arbustos espinosos, orquídeas, jaras…

Barranco de la Rambla aportando al río Dúrcal

Si seguimos avanzando llegaremos a las arenosas juntas de los barrancos del Lobo y de la Rambla que forman las partes más amplias del encajonado valle del río Dúrcal. Un ejemplo de zona con mucha agua y fresnos dentro de esta área es la Poza de la Pileta o Pipa. En torno a esta zona podemos acudir a los caminos de las acequias para hacer más interesante la ruta, tanto a nivel de diferentes tipos vegetales como de paisajes e insectos, especialmente curioso el gran número de mariposas que podemos encontrar. Pasamos desde zonas muy áridas hasta zonas muy frondosas.

Al seguir avanzando llegamos a varios pasos muy curiosos que circundan el cauce como trincheras ancladas a la vertical de las rocas. También pasamos por cavernas horadadas para el paso de acequias e incluso tomas paralelas que hacen la ilusión de tras cauces a distintas alturas. En algunos de estos sitios llegamos a ver hasta 6 tipos diferentes de arañas que hacen festín con los insectos voladores de estas zonas, así como varios escarabajos sorprendentes que trataremos de identificar.

El final de nuestro camino es subir una última senda escarpada que nos lleva al salto de agua de la Central Eléctrica de Dúrcal, llamada cascada de los Bolos o del Canal de Fuga, una preciosa cascada en forma de cola de caballo de varios metros que prolonga en una poza que da a una acequia (Márgena) que vuelve al río…siempre ha de volver al río. La postal es de cine y aquí decidimos parar un rato y disfrutar. Con amigos siempre es mejor y con el mejor siempre es insuperable.

Un gran día en una zona que merece respeto y cuidado, un paraíso entre montañas que nutre a todo el Valle del Lecrín de una de las mejores aguas Sierra Nevada. Merece enormemente la pena visitar y valorar su patrimonio cultural y ambiental. Su riqueza en biodiversidad vegetal, así como sus pequeños habitantes completan una zona de grandes sorpresas.

Seguimos buscando el agua!

Z en uno de los puentes naturales

Lo mejor: mucha agua, mucha biodiversidad, mucha vida, cascadas

Lo peor: muchísimas tomas que drenan el río, cierto deterioro en algunas riberas

Muchas más fotos en nuestra galería de  (click en el icono)

Más info:

http://adurcal.com/enlaces/cultura/patrimonio/rio/index.htm

http://www.adurcal.com/mancomunidad/guia/rutas/1/1.htm

http://cienpatas.blogspot.com.es/2014/05/en-el-rio-durcal.html

http://caminosdelsur5.blogspot.com.es/2011/08/nacimientos-del-rio-durcal.html

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