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Agosto: Mejor bajo el mar… y en las cumbres

Agosto: Mejor bajo el mar… y en las cumbres

En pleno ecuador del estío las aguas someras del litoral granadino ofrecen paisajes desconocidos | Y en solo 30 kilómetros en línea recta, el ‘gran azul’ deja paso a las altas cumbres. J. E. GÓMEZ

El rigor del clima cambia usos y actitudes. La naturaleza explosiona con el amanecer, duerme en el cenit del sol y despierta con el crepúsculo, mientras el hombre busca el frescor del mar… y la montaña.

El incesante canto de las chicharras llena tiempos y espacios. Es sinónimo de calor, de verano y estío en los campos mediterráneos, de periodos en los que las temperaturas provocan la casi paralización de la actividad biológica mientras el sol cae en línea recta sobre la tierra. El batir de las alas de este insecto se extiende entre matorrales, caminos, prados y trigales secos. Es una llamada para procrear, pero también una señal de alarma que advierte de altas temperaturas, de que hay que mantenerse oculto a los rayos del sol y esperar la llegada de la oscuridad. Quienes al final de la primavera buscaron la energía solar para desarrollarse y cuidar de sus camadas, en agosto prefieren ocultarse de la fuerza del astro y cambian sus costumbres. La vida explosiona con el amanecer, se apaga al mediodía, y vuelve a surgir con la puesta del sol.

Las riberas se convierten en centros neurálgicos de la actividad de decenas de especies animales que buscan en los ríos, junto a los arroyos, acequias, charcas y manantiales, la humedad y el frescor que repare el desgaste energético provocado por las altas temperaturas. El agua toma el protagonismo como elemento básico para la vida.

En el litoral, el mar abre una nueva dimensión a los sentidos. Agosto es tiempo para sumergirse en un universo donde rigen otras normas, donde millones de seres vivos pueblan ecosistemas que se antojan imposibles pero que pueden contemplarse casi desde la línea fronteriza entre el agua y la tierra. Es el momento de conocer lo que el mar oculta. (….)

Mejor bajo el mar... y en las cumbres

Granada ofrece una segunda opción para el ecuador del estío. Desde cotas negativas, bajo las aguas del mar, es posible acceder a las máximas altitudes peninsulares. En solo 30 kilómetros en línea recta, el ‘gran azul’ deja paso a las altas cumbres, permite trazar en un solo día un viaje a través de la totalidad de los cinco pisos bioclimáticos que existen en el Mediterráneo: Termo (desde la playa hasta 600 metros de altitud); Meso (pasa a 1.500 m.); Supra (alcanza 1.900 m.) Oro (2.900 m.) y Crioro (Por encima de 2.900 m.), lo que implica poder pisar las cumbres más altas de la península Ibérica.

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